Y llegó el día y subimos a Artenara a encontrarnos con María Isabel y su familia. Vimos, tocamos y olimos la cebada de semilla ancestral de La Vega de Acusa. El gofio TEMOSÉN ya nunca sabrá igual después de haber estado en su origen y de descubrir el largo camino hasta llegar a esos lindos paquetes de papel en que nos llega a casa.
Los elementos se configuraron para nuestro paso por la finca. La brisa era perfecta. El atardecer fue mágico. Cuando aún no salíamos de nuestro asombro de haber visto el Roque Bentayga bañado por los últimos rayos dorados de la tarde, la última luna llena de la primavera asomó deslumbrante por el este y baño de luz y energía a las gentes que cantan y ríen en el audio del vídeo. La mañana fue fresca y pudimos disfrutar de la siega en sombra hasta las 11 de la mañana.
El almuerzo fue un despliegue de alimentos, de barullo, de risas y cansancio. Ese momento tan esperado que, como todo momento esperado, se disfrutó sin medida y se extendió desde la una hasta las cuatro de la tarde (creo que algunos comimos hasta dos veces)
Muchas gracias a todas las personas que han hecho posible este maravillosos fin de semana, por venir, por ser, por estar.
Hasta la próxima!